dos suelos diferentes para dos funciones diferentes

Los suelos laminados están fabricados la mediante el prensado simultaneo de cuatro capas diferentes de material: una capa protectora, una capa decorativa, una capa interior y una capa base, a fin de crear una sección sólida de suelo laminado. Están diseñados para imitar el esplendor del suelo de parqué tradicional, pero manteniéndose resistentes y fáciles de instalar y de limpiar: una forma sencilla de transformar totalmente el aspecto de su hogar.

Este suelo está disponible en una enorme gama de acabados con efecto de piedra y madera, diseñados para ofrecer un aspecto natural y para complementar la gama cromática que elija. Algunas gamas incluso están disponibles con una capa única que repele el agua, lo que significa que hay un suelo laminado perfecto para cada estancia de la casa, incluidas la cocina, el baño y el cuarto de la colada. Para muchas personas, un suelo laminado es una opción mejor que un suelo tradicional de madera, baldosas o moqueta.

A diferencia de los suelos laminados, donde todas las capas se prensan a la vez, el suelo de alta presión (HPF) se prensa en varias fases y las capas se «funden» entre sí mediante calor y una lámina revestida de resina, generalmente con una base más gruesa y capas de desgaste.

El suelo de alta presión es la opción preferida en entornos comerciales, oficinas, restaurantes, etc., donde es necesario combinar un aspecto impecable con una estructura más rígida y una superficie «a prueba de balas». Sin embargo, también puede representar una alternativa atractiva a los laminados en áreas domésticas muy transitadas y más propensas a sufrir manchas y arañazos.

El hermano mayor de los suelos laminados, el suelo de alta presión, es más resistente a los impactos, al calor, al agua y a las manchas. Además, ofrece un mejor aislamiento acústico, especialmente si se instala en los suelos de las plantas superiores.

El suelos de alta presión es el suelo de lujo definitivo, estéticamente atractivo, fuerte, estable y resistente.